El Reiki nació en Japón redescubierto por Mikado Usui a finales del siglo XIX. El significado de esta palabra de dos caracteres japoneses es Rei, el espíritu o conciencia del universo que otorga la vida; y el ki, la fuerza vital que está presente en todas las cosas. Reiki se traduce como «energía vital universal».
Esta energía no es nada nuevo ni esotérico o milagroso. Esta energía es real y se puede trabajar con ella como si fuese electricidad y nosotros fuésemos un cable que llevamos la energía desde una fuente de alimentación hasta el receptor. Desde hace miles de años se le ha puesto varios nombres como: chi o qui en China, los hinduistas lo llamaron prana, en el Antiguo Egipto era ka en Japón se le conoce como ki. Muchas terapias de procedencia oriental, como el taichí, el yoga, la acupuntura y el shiatsu se basan en este principio. Esta técnica se basa en el desbloqueo de los centros energéticos llamados chacras para lograr un estado de relajación y estimular la energía para que fluya en armonía y devuelva el equilibrio global.
Esta energía es sutil e imperceptible a nuestra vida. Sin embargo, se puede fotografiar con la cámara Kirlian. Cuando esta energía fluye libremente a través de nosotros, produce salud y bienestar. El ki es la energía vital que circula dentro del organismo de los seres vivos. Esta energía y la calidad de la misma difieren de un ser a otro. Si todas tuviéramos nuestra conciencia y la calidad de la misma difieren de un ser a otro. Si todas tuviéramos nuestra conciencia plenamente abierta y estuviéramos completamente equilibrados y en armonía esta energía fluiría continuamente a través de nosotros. Pero nuestros bloqueos obstruyen e impiden el contacto directo con la fuente.
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