El otoño es una época en la que nuestras emociones, sensaciones y sentimientos afloran de manera intensa.

 

La reducción de las horas de luz, el descenso de las temperaturas, las lluvias y la vuelta a la rutina de trabajo hace que, precisamente, se vean alteradas esas emociones. En general, se percibe algo más de desánimo, e incluso, falta de ganas para hacer ciertas tareas.

 

Es decir, la llegada del Otoño puede significar para nosotros un periodo de inestabilidad física, mental y espiritual. Sin embargo, a través del Yoga, podemos disfrutar de esta estación que tiene muchas cosas buenas.

 

La parte emocional del yoga nos supone un autoconocimiento que nos ayuda a detectar esos cambios y a aceptarlos. Además es un ejercicio con un impacto directo sobre los aspectos psicológicos como el nivel de ansiedad o la autoestima. El yoga aumenta los niveles medios de serotonina, una hormona que se relaciona con el buen humor.

 

La parte física del yoga prepara nuestro organismo para la llegada del frío invierno. Cultivamos nuestro cuerpo de forma suave y equilibrada. Lo trabajamos en armonía, paz y calma. Ejercitamos cuerpo-mente y les damos las herramientas necesarias.

 

Las posturas que más recomendamos son aquellas que estimulan los meridianos del pulmón (zona superior del cuerpo). Es decir, tronco, brazos, hombros.

 

También es importante practicar posturas para relajar y tonificar el intestino. Es la mejor forma para deshacerte de lo que no ya necesitas.

 

Las flexiones posteriores o extensiones de espalda son muy vigorizantes, y nos ayudan a generar la energía que nos falta en otoño.

 

En definitiva, es la disciplina que nos ayuda a lograr el equilibrio.

 

Practicar yoga es maravilloso y beneficioso en cualquier momento del año.

 

Visítanos en nuestro Centro La Flor de Bali en Llanera (Asturias) y estaremos encantados de contarme muchas más cosas y de definir una rutina que se adapte a tus necesidades.